CAPÍTULO 2:
EL REENCUENTRO
Era un grupo de osos. Se dirigían de
frente hacia el refugio. Avelino cogió una antorcha prendida con fuego. En
cuanto la vieron los osos, se asustaron y se fueron.
A la mañana siguiente bebieron agua,
comieron y se pusieron en marcha intentando encontrar la casa de sus tíos.
Hacía mucho frío y no podían seguir. Hicieron una hoguera y echaron una rueda
de coche que se habían encontrado. De la hoguera empezó a salir mucho humo pero
consiguieron apagar el fuego.
Al cabo de un rato oyeron un ruido de
coche y fueron corriendo hacia el lugar de donde provenía aquel sonido tan
familiar. Era un todo terreno azul oscuro como el de sus tíos. Era increíble
pero aquellas personas eran los tíos. Al darse cuenta se pusieron a llorar de alegría.
Subieron al coche y sus tíos dijeron
que ellos también estaban perdidos desde hacía unos días. Dejaron el coche en
el camino y fueron andando a ver si veían gente. Tras una larga caminata, la
familia sedienta y cansada encontró un viejo pueblo.
El pueblo parecía que estaba
abandonado. Allí no tenían nada que hacer ni podían pedir ayuda. Antes de irse
Álex pidió a la familia entrar al pueblo a ver si encontraban algo que pudiesen
utilizar. Muchas casas estaban tiradas. Lo único que vieron que podían utilizar
era: una batería de coche y una casa sin derrumbar. Fueron a esa casa y
encendieron una hoguera y buscaron algo que pudieran utilizar: encontraron un
colchón.
Pasaron la noche con un poco de frío.
Para desayunar no tenían nada, y salieron de caza. Lo único que pudieron coger
para comer eran unos huevos de un pájaro. Solo había seis huevos, y los tenían que
repartir entre todos. Los asaron y se los comieron. Sobraba un huevo y se lo
comió Alex.
CONTINUARÁ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario