Capítulo
4:
La
hermandad de la alianza
No sabía que hacer, Trisa había
desaparecido.
Empecé a dar vueltas y vueltas y pensé:
“Ella sabe mucho de la hermandad seguro
que la han secuestrado”.
Durante mucho tiempo estuve tratando
de localizarla. Pero un día me cansé de buscarla. Además, ella siempre aparecía
cuando menos lo esperaba. Quién sabe, tal vez volviese a verla en algún
momento.
Seguí para adelante por uno de los dos
senderos, el de “FIRE”. En el centro
había un nuevo camino en el que ponía:
“SOCIEDAD
DE LA HERMANDAD DE LA ALIANZA”.
Seguí el camino con cuidado pues sabía
que habría trampas.
A medio camino me encontré con un par
de topos grandes con afilados dientes de tiburón y cola de delfín.
No me enfrenté a ellos. Fui listo y me
di cuenta de que tenía los instintos de un perro a si que cogí un tronco fino
lo lancé y fueron a por él.
Cuando había recorrido tres cuartos
del camino, encontré una rana tan pequeña como un dedal pero sabía que era una
rana venenosa porque tenía la piel pringosa. Era la que usaban los indios para
sus dardos tóxicos.
Como la rana era venenosa, no la cogí
con las manos pero la envolví en una hoja con cuidado y la metí en una bolsita
pequeña.
Seguí mi camino y pude ver una roca en
la que había una luz que era de color verde.
Al cogerla era como si el mundo fuera
de color verde.
Por fin llegué a la base donde ponía:
“SOCIEDAD SECRETA DE LA HERMANDAD DE LA
ALIANZA”.
Sólo
pensaba en entrar y salvar a Trisa. En el fondo yo pensaba que tal vez ella estuviese ahí. Ella siempre
seguía mis pasos.
La puerta era gigante y parecía que necesitaba una tarjeta.
Al caer la noche, un guardia salió a
vigilar. Sigilosamente me acerqué a él con la intención de aturdirle y, lo
conseguí. Después me arrodillé delante de él y le quité la tarjeta que abría la
puerta.
Al adentrarme, había muchos guardias así
que tuve que ir por los conductos de ventilación.
En ese momento, sentí que alguien
gritaba. Muy despacio me dirigí al lugar
del que procedía aquel chillido. Era Trisa.
Estaba gritando porque la tenían
agarrada por unos ganchos gigantes.
-Apocalipsis. Dijo trisa.
- ¿Contenta? Has destrozado la puerta.
-Suéltame. Dijo la muchacha
valientemente.
-No hasta que confieses.
-Nunca.
Le pusieron un cuchillo en el cuello, y después el hombre dijo:
-¿Vas a hablar ahora?
-No. Eres despreciable. Dijo Trisa mirándole
con cara de odio.
-Voy a tener que matarte.
-¡Nooooooooooooooooo!.
En ese mismo instante salté del tubo
de ventilación y le di en la cara.
-Vámonos Trisa. Tenemos que escapar de
aquí.
-Intentaremos escapar. El caso es…
¿Conseguiremos salir?
CONTINUARÁ...
Yo quiero acer esto pero quiero hacer ideas como las tuyas brayan porque es un guerrero porque tiene cosas de gerreros porque gana los premios con las pruevas.
ResponderEliminarbrayan eres un jenio
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