Capítulo 9:
El engaño.
Juan
pensaba que todo esto era de verdad, pero en realidad, se lo habían inventado
todo. Sólo era una estratagema para que confesase que era un soplón de la
policía y que les dijese que les había dicho y dado a la policía todos los
informes y toda la información que los secuestradores le habían dicho a él. Para
saber si decía la verdad, le conectaron a un detector de mentiras. Cuando acabó
todo esto, le contaron toda la verdad.
-Juan, te
tenemos que confesar una cosa. Todo esto es una mentira.
-¡Queeeeeeeeee! ¡¿Cómo que
todo esto es mentira?!
Enfadado se fue de allí. Le estuvieron
buscando por los alrededores del cuartel, pero no le encontraron. Juan se
fue a tomar un café en un bar llamado “El bar San Gil”. Lo que servían costaba:
Era un poco caro pero, era el único
bar de la zona. Si querían tomar algo, tenían que ir allí. Dentro del bar se
permitía fumar en otra sala que la llamaban la “ Sala de humo” porque estaba llena de humo. La
gente que no quería o no podía fumar estaban en otra sala llamada “Sala pura”.
A este bar solía ir mucha gente y, con el dinero que tenían, querían poner más
bares por la zona. También van los secuestradores al bar. Terriblemente, un día
se encontraron cara a cara, lo único es que los secuestradores fumaban y Juan no. Al darse cuenta se fue a
espiarles. Estuvo cuatro horas hasta que se fueron. Les escuchó decir cosas
inimaginables, algún que otro insulto y voces que él no conocía. Las personas
de las voces se quedaron mas tiempo que los secuestradores y fue a presentarse. Ellos, no sabían quién era, así que le dejaron sentarse. Siguieron hablando como si él no estuviese
allí. Después de dos horas se fueron y a uno se le cayó la siguiente nota encima
de la mesa con una letra muy rara y tachada.
Nada
más que acabó de leer la nota se fue a casa preocupado. Al día siguiente cuando fueron a hacerlo ya se lo esperaba y
les dijo que no, no quería hacerlo. Se lo contó todo y se sorprendieron.
CONTINUARÁ...