Capítulo 6:
Por fin las siete llaves
Como os conté en el capítulo anterior el grupo de niños estaba en un
lugar misterio buscando a su amiga Lulú. Los chicos y chicas llegaron al final
del túnel misterioso. Apareció una luz muy
fuerte y brillante y, decidieron seguirla. De modo que así se adentraron en una
cueva de oro.
En la cueva había una cascada que en vez de echar agua, echaba oro con
diamantes pequeños.
Todos estaban alucinados de ver tanta cantidad de oro. En
el medio de la cueva enorme había una estatua de oro con una barita que tenía
un rubí rojo y brillante. Pero ellos no sabían que la estatua estaba maldita y
que si tocabas el rubí rojo se abría la estatua. Cuando estaban en la cueva
templo el suelo y se desplomaron por el
sonido que hizo.
De repente una nota cayó al suelo como si alguien la hubiera tirado sobre
ellos a gran altura. Ellos empezaron a
leerla y ponía:
“Tenéis que encontrar las siete llaves. Todos se pusieron a buscar las
siete llaves por todas partes, e incluso llegaron a levantar hasta el suelo de
la cueva. Lo que no sabían ellos es que las siete llaves eran ellos mismos pero
como tenían una llave creían que tenían que buscar las seis llaves restantes.
La cueva estaba echa un desastre por la búsqueda de la siete llaves. De
repente los chicos y chicas se reunieron en una esquina y comentaron que si
habían encontrado algo y todos dijeron que no.
Cuando estaban todos reunidos, a
punto de rendirse, a Javier se le ocurrió acercarse a la estatua y coger el
rubí rojo. Pensó que tal vez eso tenía algo que ver, o podría ser una pista
para encontrar las seis llaves que les faltaban.
Todos estuvieron de acuerdo y Javier decidido, se acercó, alzó la mano,
y cogió el rubí y en ese momento la estatua se partió en dos dando lugar a un
camino oscuro y tenebroso. Entre las sombras apareció Lulú que no estaba muerta
cómo pensaban sus amigos. Todos corrieron a darle un abrazo y en ese mismo
instante salió una luz destelleante y al darse cuenta se asustaron y se apartaron
y entonces, desapareció.
Estaban alucinando con lo que había pasado. Todos se juntaron y le
explicó que tenían que buscar las siete llaves. Lulú estaba alucinada y un poco
traumatizada por el secuestro y les contó quién le había secuestrado, y el
asesino era el duende esquimal.
Pasados unos minutos la cueva empezó a temblar, a partirse en cachos en
suelo, la estatua, el techo, el puente y
el camino de oro. DESCUBRIERON QUE LAS
SIETE LLAVES, ERAN ELLOS.
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