Capítulo 2:
Una isla habitada
Cuando se despertaron, algunos
niños como Laura, Diego, Clara, Carlos y Claudia decidieron ir a dar un paseo
con algunos padres a ver si podían encontrar comida otras u cosas.
Cuando se adentraron en la isla
entre palmeras y matorrales vieron
la carita de un niño pequeñito no más mayor de ocho años.
Cuándo les vio el niño empezó a
correr, los demás la siguieron a toda prisa hasta que según corrían cayeron
todos por un agujero hecho en el suelo que habían tapado con hojas.
El
niño les dijo que a que habían ido a su isla. Ellos le dijeron que llevaba un collar
muy raro. Estaba hecho de una especie de piedras muy brillantes y muy coloridas
con unas formas muy raras y exóticas. Los niños se quedaron un poco o
extrañados y le preguntaron:
-¿Qué es eso?
Él le respondió:
-Es un amuleto, representa la
sinceridad, la pureza, la discriminación, la confianza y la buena suerte. Es
el símbolo de nuestra tribu de los tumulaquis.
Ellos se sorprendieron y le
preguntaron que dónde estaba esa isla.
Él les respondió que nunca había
salido de la isla, pero que a lo mejor el gran chaman Ligoberto lo sabía.
Cuando entraron a la
cueva de Ligoberto, les dijo con voz misteriosa:
-¿Venís para saber dónde está esta isla, no?
- ¿cómo lo sabes? –dijo Laura alucinada.-
El chaman dijo:
-Yo lo veo todo gracias a los
mensajes de la naturaleza que es muy sabia. El chamán sacó un libro y leyó un conjuro. Cogió leche de
ñu del Perú, ancas de rana, pluma
de fénix, sangre de minotauro y diente de centauro.
De toda esa mezcla que hizo salió
un pequeño labrador blanco de ojos marones.
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