Capítulo 6:
El intercambio fallido:
Los
secuestradores llamaron a la comisaría.
-Mañana el
dinero en el lugar en el que habíamos quedado Romeo y yo.
Cuando acabaron
de decir eso, colgaron. Los agentes hicieron un truco a los secuestradores; los billetes de la parte superior e inferior
eran verdaderos, pero los billetes que
estaban entre medias eran falsos. En realidad, son folios adaptados a las
medidas, a las condiciones y al aspecto
de los billetes. Para hacer los “billetes” falsos, necesitaban toneladas de
folios. Contrataron una fábrica de papel y otra de billetes. Alquilar la
fábrica de papel costaba doscientos cuarenta y siete mil euros, y alquilar la
fábrica de billetes costaba treinta y siete mil novecientos cuarenta euros. Lo que suponía la asombrosa
cantidad de casi trescientos mil euros. No tenían suficiente dinero. Estaba
entre la espada y la pared. Tuvieron una idea. Se lo iban a pedir al banco.
Fueron al banco
y, en lugar de trescientos mil tuvieron que pedir seiscientos mil, o sea el
doble por los intereses de la cantidad pedida por los agentes.
¿Qué irán harán?
¿Pedir trescientos mil euros o darles el dinero de verdad? Estaban confusos.
Algunos agentes sugirieron darles el dinero de verdad y otros agentes opinaban
que lo mejor sería pedir trescientos mil y devolver seiscientos mil euros. Lo
que tenían que hacer se lo preguntaron a la gobernadora de su país.
Decidieron hacer
lo que les había dicho la gobernadora. El sitio donde tenían que hacer el
intercambio era un callejón oscuro. Se iba a realizar a las siete y media de la
mañana.
El día de la
entrega estaban nerviosos. Dos minutos antes los secuestradores aparecieron. No
sabían si iba a funcionar el engaño o no. Cuando llegaron en el coche de la policía, Eduardo llamó a
Romeo y se le llevo al callejón. Al cabo de un rato, unos agentes les siguieron
alejados y disimuladamente sin que ellos se dieran cuenta. Otros
agentes se subieron a los edificios cercanos del lugar. Romeo llevaba
los sacos en un carretillo. Mientras se iba acercando a lo que le parecía un
puerto empezaba a ver a su mujer. A su lado estaba David. Dejó a su mujer atada
de manos y pies, dentro del coche.
-Enséñanos el
dinero -dijo uno de los secuestradores.
-Aquí lo
tenéis. Esperad que abra las bolsas.
Cogieron un
fajo de dinero cada uno. Lo inspeccionaron, se fueron lejos de Romeo y se
preguntaron.
-Este dinero es
falso. Nos han intentado engañar. ¿Qué piensan, que somos tontos?
Volvieron hacia
el lugar donde estaban Romeo y su mujer.
Estaban muy enfadados porque les habían engañado los agentes de la comisaria.
Se montaron en el coche con la mujer y se volvieron a ir. También se fue Romeo con los agentes gritando
y muy, muy enfadado. No se quería montar en
el coche. Prefería ir a andando hasta su casa que estaba a unos cinco
kilómetros del lugar del supuesto intercambio.
CONTINUARÁ...
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