viernes, 11 de enero de 2013

Capítulo 7: El maleficio de Dante (BRYAM)


CAPÍTULO 7:

EL APOCALIPSIS

-Creo que estamos solos. -Dijo Trisa.
-Tranquila, tengo las nuevas armas.
-¿Qué armas nuevas son, Dante?
-Unas pistolas de fuego personalizadas.

Intentamos salir de aquel lugar pero era imposible escapar pues había una barrera mágica que no dejaba salir a Trisa, a los demonios y a mí.

–Ahora hay que mantener la calma y no pensar que vamos a morir. Dije apresuradamente

De repente, apareció un demonio con un tridente mágico. El demonio, además de poder combatir, abría las puertas para salir.
-Ríndete o probaras mi tridente. -Dije

Luchamos y era bastante fuerte. Traté de dispararle pero las balas se iban para los lados.
 -Ríndete. Me dijo el monstruo
-Nunca.

Me di cuenta de que tenía un escudo que le protegía. Sabía que debía quitárselo pero era muy complicado conseguir extraérselo de su cintura.
Trisa salió corriendo en busca de una salida mientras yo me enfrentaba al demonio pensando en alguna otra posibilidad de ayudarme.
Al cabo de un rato, me tiró al suelo y me dijo: ¿te rindes?

Yo no estaba dispuesto a rendirme así que cuando el demonio estaba distraído, le pegue un gran golpe en la boca del estómago con las piernas. De repente, Trisa vino con una especie de espada mágica le atizó en la cabeza y se metió en la espada.

-¿Qué has hecho? Dije sorprendido a Trisa
 –He metido al demonio en la espada. Tiramos la espada contra el suelo pensando que así se rompería el hechizo.

-¿Dónde vamos?  Dijo trisa apresuradamente y un tanto desconcertada.
–A protegernos.
Llegamos a una guarida que resultaba ser un castillo.



-¿De quién es este castillo Dante?
–Es mío. Ya te lo explicaré pero no te detengas ahora. Vamos. 

Al entrar, estaba todo lleno de escudos y espadas.


De repente la casa se llenó de demonios.
No nos dejaban salir y cada puerta del castillo estaba enlazada con una especie de telaraña roja. De las escaleras principales del castillo salió un libro que se abrió en una página, pero, por desgracia, se encadeno con esa tela-araña roja.

Suponía que había que dar a una ruedecilla que había al final de las escaleras. Llegué di con mi espada y con mi pistola y funcionó, se quitó esa cosa tan rara. Al mirar al libro, retrocedí unas cuantas páginas y, observé que se trataba de viejos conjuros demoníacos y celestiales: uno era para nuevas armas, para armaduras, para sanar heridas…… pero para todos, se necesitaba  poderes celestiales y poderes demoníacos.

Volviendo a la página por la que se había abierto, ponía:




CONTINUARÁ...




1 comentario:

  1. Publica mas, publica mas. Me mola tu cuento Bryam. de momento es el que mas me gusta.

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